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Volvamos al sentido común

Volvamos al sentido común
Volvamos al sentido común

Los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales difunden continuamente noticias sobre lo bueno y lo malo para comer.

Después de Navidad y con el inicio del nuevo año, quién más quién menos, todo el mundo se propone llevar a cabo ciertos cambios para tener una vida mejor.

 

La dieta, hacer ejercicio, cuidar el cuerpo y la salud, son algunos de los más frecuentes de manera que los gimnasios se llenan y se hacen listas de alimentos permitidos y prohibidos para cumplir con un  ideal de alimentación saludable y quitarse unos kilos de encima. Pero, ¿realmente sabemos qué es bueno y qué es malo? ¿Es más, hay alimentos verdaderamente malos y otros buenos?

 

En la sociedad actual, continuamente la información fluye y fluye sin cesar; los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales difunden continuamente noticias sobre lo bueno y lo malo para comer, ventajas y desventajas de ciertos alimentos, recomendaciones para adelgazar, para la osteoporosis, para que los niños crezcan o les gusten las verduras, y un largo larguísimo etcétera, que más que ayudar a tomar buenas decisiones dejan un mar de incertidumbres.

 

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo es posible que la humanidad nunca había tenido tanta información sobre nutrición y aun y así, tenemos tantas dudas? Es más, ¿cómo es que lo que antes se comía cotidianamente y se consideraba bueno, un buen día entró a la relación de los alimentos proscritos, y tiempo después vuelve a la lista de los saludables?

 

La nutrición como disciplina científica ha avanzado en el conocimiento de lo efectos de los nutrimentos en el organismo, cuándo se vuelven beneficiosos y cuando tóxicos o riesgosos para desencadenar una enfermedad. La presencia cada vez mayor de la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, el cáncer o los padecimientos cardiovasculares que tienen un componente de riesgo en la alimentación, ha desencadenado una serie de trabajos de investigación que han terminado en grandes advertencias.

 

Las autoridades sanitarias están buscando por todos los medios de amplificar estas advertencias como al azúcar y los alimentos que lo contienen, los alimentos procesados o los que contienen muchas calorías en poca cantidad (densidad energética). Y en sentido contrario, se habla de alimentos casi “mágicos” o súper alimentos como el kale, la avena, los frutos rojos o el té verde por mencionar solo unos cuantos. Unos se han vuelto los malos de la película al grado que hay organizaciones sociales que demandan su prohibición, mientras hay otros que pasan procesos de beatificación.

 

¿Cómo gestionamos toda esa información que, además, está fuera del contexto del gusto y las ocasiones sociales? ¿Tenemos que eliminar todo aquello que nos gusta?

 

Los alimentos se consideran como tales en la medida que tienen nutrimentos, aquellas sustancias que el organismo necesita para llevar a cabo las funciones vitales de manera adecuada. Es importante que los nutrimentos sean suficientes y en proporciones equilibradas para no tener excesos ni faltantes; así que, comer bien, en realidad, viene a ser un ejercicio de balance. Pero, además, como parte de este balance, la comida da satisfacción a los sentidos y provoca bienestar, y eso es fundamental para que tener una alimentación saludable sea a largo plazo.

 

¿Cómo llegar a ese balance? Podríamos pensar que es un ejercicio muy complicado, pero la realidad es que solo es cuestión de moderación y de sentido común: hay que comer de todo pero con moderación. ¿Hay que erradicar de una vez y para siempre el azúcar de la vida? Me parece que no, pero tampoco se puede comer todos los días en grandes cantidades. ¿Hay que renunciar definitivamente a tomar una cerveza o una copa con los amigos? NO, obviamente no, pero es obvio que no puede ser saludable hacerlo 3 o 4 días a la semana.

 

¿Ya no es posible comer un pastel en el cumpleaños de un compañero de la oficina? Claro que podemos seguir haciéndolo, pero si estas celebraciones acaban siendo una o dos a la semana quizá tenemos que pensar en organizar un pastel al mes y juntar todos los aniversarios.

 

Es tiempo de buenos propósitos pero no de malos ratos. Se puede comer de todo lo que el mercado nos ofrece y nos gustan pero sin exagerar, ni en los excesos ni en las prohibiciones. Volvamos al sentido común!

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