Sartén en la mochila
Aspirar el viento y observar el majestuoso paisaje que ofrece el Big Ben en el Parlamento de Londres es tan placentero que parece difícil encontrar más deleite: toda esa belleza arquitectónica es capaz de embrujarnos a tal grado que resulta imposible pensar en una manera más efectiva de asombrarnos. Pero Londres no tiene límites. Lo descubrimos más tarde, mientras caminábamos por el London Bridge (otra exquisita maravilla de la arquitectura). Cerca de este sitio, detrás de la calle Borough High, visitamos el Borough Market, una meca para quienes buscan solo los mejores productos nacionales e internacionales para sus platillos.
Dentro de él es imposible evitar embriagarse con los colores, olores y sabores de los alimentos que ofrecen los amables comerciantes: las enormes piezas de queso, los vegetales coloridos y exóticos (elegidos minuciosamente) y los magníficos vinos son tan solo algunos de los motivos por los que todo amante de la comida desea visitar este mercado de delicatessen. En este sitio se ofrecen exquisitos sándwiches y quichés, nosotros probamos uno delicioso de vegetales orgánicos. Después de visitar algunos puntos de interés, nos dirigimos a la Royal Hospital Road, en Chelsea, para aprovechar la reservación que realizamos en línea (varios días atrás) para disfrutar de los platillos del célebre Restaurante de Gordon Ramsay. Este sitio es uno de los tres restaurantes británicos que cuenta con tres estrellas Michelin y está catalogado como uno de los cinco mejores del mundo.El menú de este restaurante está inspirado en platillos clásicos franceses. Decidimos probar el delicioso mero de carne crocante acompañado con puré de apio y corazones de alcaucil y los ravioles de langosta, cigala y salmón con un velouté de perifollo y hierba de limón. El servicio es estupendo y la compañía y atención de los maitres, inigualable.
El atardecer cayó sobre la ciudad. El paisaje sigue siendo tan asombroso que no nos cansamos de observarlo. La tarde nos da un antojo irresistible de beber vino. En una conversación casual con una pareja londinense, recibimos la recomendación de visitar la zona del South Bank, cerca de la bella catedral Southwark. Lo que hallamos fue un alucinante oasis en donde es posible viajar por el tiempo y disfrutar de todo el sabor y el placer que el buen vino puede ofrecer. Vinopolis, conocida también como la ciudad del vino, está ubicada dentro de las bóvedas que, anteriormente, albergaban los licores a un lado del río Támesis. En este lugar es posible hacer un recorrido por la historia del vino y participar en cinco mesas de cata, que se pueden extender a 10 pagando un poco más. La experiencia fue educativa, entretenida y deliciosa.
No podíamos irnos de Londres sin cumplir uno de nuestros más grandes sueños en esta ciudad: degustar las deliciosas creaciones Alain Ducasse, el único chef en el mundo que posee nada menos que 14 estrellas Michelin! Su restaurante en Londres (en Park Lane), llamado Alain Ducasse at the Dorchester, cuenta con tres estrellas y, sin duda, tiene la mejor atención y los mejores platillos de la ciudad. Para disfrutar al máximo de la experiencia decidimos probar el menú de degustación compuesto de siete tiempos, que incluye crema de castañas con foie grass, langostino sobre una base de gelatina y codorniz horneada, estos son solo algunos de los exquisitos platillos, llenos de creatividad, que surgen de la mente de este gran chef.
De Londres nos llevamos imágenes únicas y la maravillosa experiencia de deleitar todos nuestros sentidos en algunos de los mejores restaurantes del mundo. Aún con el buen sabor de boca tomamos nuestras maletas y nos disponemos a irnos, eso sí, pensando en volver lo más pronto posible.