Mitos, realidades y tipos de la pasta
Mitos:
-La pasta no engorda porque tiene un contenido muy reducido de grasas. 100 gramos de pasta contienen menos de 1 gramo de grasa.
-La pasta no afecta a los diabéticos: Aporta muchos hidratos que en el organismo se transforman en glucosa, por lo que disminuye el índice glucémico de la preparación con pasta.
Realidades:
-Es recomendada para todas las edades. El consumo de carbohidratos que aporta la pasta es muy recomendable para todos aquellos que quieran seguir una dieta equilibrada. Es aconsejable para niños y adolescentes, ya que les aporta la energía necesaria para su crecimiento. Los hombres y mujeres adultos pueden disfrutar de ella y olvidarse de “el miedo a engordar”, ya que es un alimento bajo en grasas. También es recomendada para las personas de la tercera edad, pues su valor nutritivo es muy beneficioso.
-Es recomendable para embarazadas: Su consumo es muy aconsejable durante el embarazo y la lactancia, porque en estos periodos las mujeres aumentan sus necesidades energéticas y deben complementar la alimentación.
-Previene el cáncer. Varios estudios de expertos en nutrición demuestran que, al igual que las frutas y las verduras, los alimentos ricos en fibra previenen la aparición de cáncer. Así pues, la pasta se presenta como una opción para evitar esta enfermedad.
La pasta puede ser seca o fresca. Su única diferencia es el proceso de secado a la que se somete la primera y que alarga su vida hasta los 18 meses aproximadamente.
En cualquiera de las dos presentaciones, hay que distinguir que se elabora con agua y sémola de trigo duro (clásica):
-La pasta con verduras y vegetales: se elabora de la forma tradicional y se enriquece con un alto porcentaje de verduras, como judías verdes, espinacas o zanahorias. De esta forma, aporta hierro y fibra.
-La pasta integral: es la que se elabora con sémola de trigo durum completo (sin refinar) y puede ser fresca o seca.