¡A comer se dijo!
Durante cenas especiales como la del Día de Acción de Gracias, Navidad o Año Bueno, muchos niños suelen convertirse en un dolor de cabeza porque poco disfrutan de la comida; incluso, muchas veces preparamos un menú alternativo de su agrado.
Es importante que sepas que hasta entrada la adolescencia, muchos niños comienzan realmente a disfrutar del sabor de las verduras, pero siempre debes hacerles ver que en la vida hay que experimentar nuevas sensaciones y que seguramente se están perdiendo de una por el hecho de no querer probar algún vegetal.
Para conseguir que tus hijos prueben nuevos sabores, necesitas de creatividad y un poco de esfuerzo sobre todo en la presentación de los alimentos para que sean atractivos para sus sentidos. Ser novedoso en incluso lúdico, ayudará. Por ejemplo puedes formar con los alimentos figuras de animales, la forma de una cara sonriente, o incluso, su personaje favorito. Lo importante es que les genere curiosidad por su preparación atrayente.
Es muy difícil que a tus hijos le guste realmente un plato del verduras al vapor, pero si les agregas un poco de crema, queso o las incorporas al arroz, seguramente se van a ir acostumbrando al sabor.
Otro aspecto clave para que tus hijos se enamoren de las verduras es que los incluyas en el preparación de la comida.
Familiarízalos con colores, texturas y aromas de carnes, especias, frutas, condimentos y pescados al igual que de las formas de preparación.
Es importante que ellos te acompañen al mercado y aprendan a escoger sus alimentos; incluso, puedes programar con él una visita a una granja o cultivo cercano a la ciudad para que entiendan de dónde proviene sus alimentos, quién los cultiva y sus propiedades nutricionales para que los valoren aún más.
Podríamos decir que la clave para que nuestros hijos coman “de todo”, está en comenzar a formar su cultura culinaria desde muy pequeños.
También puedes lograrlo dándoles a probar un poco de todo, preguntarles a qué les huele y les sabe cada alimento para que aprendan a describirlo de la mejor manera; pregúntales qué sensaciones les produce comerlo mientras les compartes el origen de lo que comen al igual que sus beneficios.
Ahora bien, si tu hijo se niega a comer o incluso a probar, no es el fin de mundo. Muchos psicólogos aseguran que esa actitud es la manera como ellos expresan ciertos rasgos de su personalidad ante los adultos.
El mejor consejo que te podemos dar es que lo manejes con tranquilidad y no convertirlo en una pelea. Sin embargo es importante que descubras cuál puede ser el motivo de que tu hijo tenga esa actitud y le pongas remedio.
Para terminar, te dejamos con dos recetas que sabemos les van a encantar a tus hijos.