Las vitaminas que tu hijo necesita
Para que todos los días tenga la energía necesaria para realizar sus actividades, ofrece a tu hijo lo que su cuerpo requiere. Y, por supuesto, aprovecha la hora del recreo para que consuma alimentos que le sumen a su crecimiento.
Mientras que las frutas y las verduras proveen al organismo vitaminas esenciales, la carne le da proteínas, para la creación de nuevo tejido. Por su parte, las leguminosas aportan hierro y otros minerales, que ayudan a enviar impulsos eléctricos a las terminales nerviosas y regulan el movimiento muscular. Checa esta guía con algunas vitaminas básicas y en qué alimentos las puedes encontrar.
Vitamina A
La encuentras en Hígado, huevo, vegetales de hoja verde como las espinacas, duraznos, melocotones y zanahorias.Puedes obtenerla de sus formas previas: retinol, que proviene de alimentos de origen animal y está asociado a la buena salud ocular, o carotenos, de fuentes vegetales y que actúan como antioxidantes. Una vez en el organismo, se trata de un antibacteriano que combate los agentes externos y fortalece el sistema inmune; otra de sus ventajas es que mantiene la integridad de los tejidos y membranas, y ayuda en la síntesis de proteínas.
Vitamina C
La encuentras en Fresas, frambuesas, zarzamoras, arándanos, peras, manzanas, duraznos, naranjas, alcachofas, espárrago y brócoli. Es una fuente abundante de antioxidantes naturales, que disminuyen la degeneración celular causada por la contaminación, la mala alimentación y los radicales libres. Estudios publicados en diversas fuentes, como la Clínica Mayo, indican que su consumo frecuente ayuda a disminuir las probabilidades de sufrir cáncer, Alzheimer y Parkinson.
Vitamina K
La encuentras en Semillas, nueces, aceite de oliva, aceitunas, espárragos y soya. Su nombre científico es Alfa-tocoferol y es un nutrimento liposoluble que ayuda a regular el metabolismo del cuerpo y actúa como antiradicales libres. En medicina, se utiliza para evitar los coágulos sanguíneos, mejorar la circulación y ayuda a combatir algunas enfermedades cardiacas, mientras que su uso en la piel la protege, cuando esta ha sido dañada por el sol. Su deficiencia crónica está ligada a la infertilidad.
Vitamina E
La encuentras en Coliflor, lechugas, espinacas, rábanos, aguacate, espárragos, ciruela pasa y los aceites vegetales. Es necesaria porque produce una enzima que cataliza el ácido glutámico y genera la coagulación; este proceso es indispensable para sanar heridas en los vasos sanguíneos y evitar que te desangres. Además, esta vitamina remineraliza los huesos y optimiza el proceso de crecimiento de los niños. Su deficiencia, aunque rara, crea lesiones en la piel color rojizo o morado, debido a la excesiva ruptura de los vasos. Está demostrado que el consumo frecuente de este nutriente está ligado a la protección en contra del linfoma no Hodgkin, enfermedad del sistema inmune.
Calcio
Lo encuentras en Lácteos (yogurt, leche, quesos), cereales y panes fortificados y algunos vegetales de hoja verde, como la espinaca o la col china No solo lo necesitas para fortalecer tus huesos y dientes; también ayuda a regular la presión arterial, reduce el colesterol y disminuye el riesgo cardiovascular, principalmente en las mujeres. También ha demostrado ser un gran aliado para que los síntomas del Síndrome premenstrual sean menos intensos. Recuerda que para su correcta absorción requiere vitamina D, que se genera en el cuerpo después de la exposición protegida al sol.
Potasio
Lo encuentras en Plátanos, jugos de frutas, aguacates, kiwis, tomates (jitomates), papas, salmón y pollo. Es un mineral indispensable, pues ayuda a metabolizar los carbohidratos de la ingesta diaria y ayuda en la síntesis de proteínas. Mantiene el equilibrio electrolítico del cuerpo y, junto con el calcio y el sodio, regula la presión arterial e impulsos eléctricos nerviosos, por lo que reduce la aparición de calambres y desórdenes musculares. Además, es útil para la movilización de nutrientes hacia las células.