Más lejos de la diabetes
Cuida tus porciones
Es una realidad: cada vez se sirven mayores cantidades de comida, lo que nos lleva a un estado hipercalórico en el cual el cuerpo recibe mayor cantidad de nutrientes de los que necesita. El exceso se almacena en forma de grasa, que tapa las arterias; y sobrepeso, que causa lesiones en pies, tobillos, rodillas y columna vertebral. Habla con tu médico sobre el Plato del Bien Comer, en el que encontrarás la información necesaria para crear porciones equilibradas. Invierte en cucharas y tazas medidoras que te ayuden a servir la cantidad requerida; complementa con una báscula para medir el gramaje final de tus preparaciones.
Prefiere los carbohidratos complejos
Las papas fritas, hamburguesas o hot dogs solo aportan almidones y carbohidratos simples, que elevan el nivel de la glucosa en la sangre y, al cabo de algunos minutos, hacen que disminuya drásticamente, lo que dejará cierta sensación de mareo, hambre y ansiedad. En cambio, los carbohidratos complejos se metabolizan lentamente, saciándote por más tiempo. Que no falten las galletas integrales y pastas de trigo enteras; las primeras te sacarán de un apuro en caso de que no tengas a la mano el refrigerio del día, mientras que la segundas te saciarán, sin elevar tu conteo de carbohidratos simples.
Aumenta el consumo de fibra
A pesar de que la fibra está presente en un gran número de carbohidratos, te alegrará saber que no afecta el control de tu glucosa, pero sí optimiza el funcionamiento del sistema digestivo, activa el metabolismo y disminuye el colesterol en el cuerpo. Estudios de la Asociación Americana de Diabetes revelaron que las personas que consumen alimentos ricos en este componente llevan un mejor control de su enfermedad y son menos propensas a los ataques de hipo o hiperglicemia. Cambia los productos en versión regular por los integrales y lee las etiquetas nutrimentales para conocer su cantidad de azúcares.