Sólo cuando eres papá
Cuando éramos adolescentes nos enojamos con nuestros padres porque no nos permitían algunas salidas con amigos o no nos dejaban realizar ciertas actividades. Sin embargo, nuestra falta de experiencia nos cegaba y no entendíamos en ese momento que no lo hacían por fastidiarnos sino porque nos quería proteger, y aunque no creas, porque querían lo mejor para nosotros.
Ahora volvamos al presente. Estamos seguros de que algunas de las razones por las cuales ahora le llamas la atención a tus hijos, fueron las mismas por las que tu papá te llamaba la atención a ti, unos años atrás.
Lo que sucede en realidad es que cuando nos convertimos en padres, adquirimos mayores responsabilidades. Solo en ese momento, entendemos con claridad por qué nos fueron negados permisos por quedarnos en casa cenando en familia.
Lo mismo sucede con reglas que nos impusieron y que seguimos imponiendo en casa, como ayudar a lavar los platos, poner la mesa y recoger el plato después de comer.
A propósito, Maximiliano Villegas, conductor de televisión y padre de 2 hijos, nos comenta que la fórmula de la relación que tenemos con nuestros padres no se puede repetir con nuestros hijos, ya que cada relación es distinta.
Sin embargo, pasamos gran parte de nuestra vida tratando de entender a nuestro padre, hasta que aprendemos aquellas lecciones que transforman nuestras opiniones y puntos de vista acerca de los permisos, reglas, regaños y disgustos.
Una vez que nos convertimos en adultos y adquirimos mayores responsabilidades, entendemos con claridad el amor de padre, no sólo como sinónimo de autoridad, sino como aquel individuo que siempre quiso lo mejor para nosotros.
“Es ahí cuando decides llamarlo, invitarlo a cenar, compartir unos tragos y hablar como caballeros; preguntarle lo que más puedas, reírte de sus anécdotas y esperar un día se tan grande como él”, comenta Villegas.
Para finalizar, te compartimos dos recetas ideales para pasar un momento agradable con tu papá y fortalecer aún más su relación.