Cuando se toman frías
Cuando pensamos en sopas siempre se nos viene a la mente una preparación líquida que contiene alimentos flotando o sumergidos; que se sirve como entrada y se come con cuchara. También siempre pensamos que se toma caliente ya que reconforta nuestro cuerpo y nuestra alma.
De acuerdo con el libro Sopas frías y calientes de Mariona Cuadrada y Josep Borrell, la palabra deriva del germánico “suppa” que significa “pedazo de pan empapado de líquido”.
Incluyen, por supuesto, a las sopas frías como al gazpacho, por ejemplo, compuesto por cebolla, ajo, aceite, pimientos, pan, vinagre y tomate. Es muy consumida durante el verano en todo España, no solo por ser ligera sino fresca; de hecho, ambas de las características anteriores también se pueden aplicar a otro tipo de sopas frías que existen.
Un dato curioso que te comparto es el siguiente: una de las clasificaciones de sopas propias de la cocina francesa del siglo XVIII, es la de sopas frías o potajes froides, de acuerdo con el Manual de Sopas y Salsas del Mundo de Unitec.
En ella podemos encontrar desde un consomé helado y una crema de aguacate fría, hasta una crema de tomate fría y una Vichyssoise: preparación típica francesa a base de cebolla, poro, vino blanco, papa y crema, entre otros ingredientes; una vez la preparas, debes dejarla enfriar en el refrigerador hasta antes de servirla.
Te invitamos a que prepares un gazpacho de sandía y hierbabuena; o que le agregues a la sopa de aguacate un toque de chile jalapeño –contiene grandes propiedades antioxidantes—. Si se te antoja, también puedes optar por una sopa fría de melón; decórala con jamón serrano; aprovecha esos pepinos que tienes en el refrigerador, y prepara una sopa fría con yogurt, ajo, eneldo y nueces picadas; o si prefieres, sirve en un plato hondo una deliciosa sopa fría de frutas en su propio almíbar, como esta:
Para finalizar, te dejamos con dos gazpachos alternativos para que los prepares, los disfrutes y los compares, a ver cuál te gusta más.